20080810

BUENAS NOTICIAS

Cuando estudiaba en la Universidad de Antioquia recuerdo que me sorprendía como un periódico institucional (Alma Mater) podía tener tantas buenas noticias, allí, generalmente se hablaba de avances, convenios, premios, grados, investigaciones, becas, intercambios, etc, Por supuesto que era el periódico interno y no tenían por que hablar mal, pero las buenas noticias eran diferentes, daba satisfacción leerlo y que despistado estaba antes de estudiar allá de esa bella institución, espero que aún conserven ese enfoque.

Traigo ese recuerdo a colación, por que he pensado que destacamos mas las malas noticias y el mal ajeno, que enorgullecernos con logros personales y comunes, y un poco, contrariando esta línea y siguiendo la del periódico, quiero compartir con ustedes la satisfacción de encontrarme con buenas noticias sobre Medellín y Colombia, en el pasado mes de julio, recorriendo algunas ciudades de EEUU.

Por supuesto, la primera noticia fue el conocido rescate de Ingrid y los demás secuestrados a principios de julio. Allá, en ciudades de Florida, la mayoría de latinoamericanos compartían nuestra felicidad y lo que mas me llamó la atención es que mucha de la gente colombiana no se enteraba necesariamente por alguien de Colombia, sino por personas en otros lugares del mundo. Por ejemplo, un amigo supo por otro amigo argentino al que lo llamó su mamá desde Argentina, otro familiar por un amigo norteamericano desde Nueva York, otra colombiana por una llamada desde España, etc. Todo el mundo supo de aquella buena noticia.

Posteriormente, caminando a la deriva en Washington d.c. en medio de un fuerte calor, ojeo los titulares de los periódicos que están dentro de esas cajas metálicas que ubican en las esquinas de las calles y me tropiezo con la Biblioteca España en la portada del periódico Washington Post, busco extrañado monedas, las meto en el rejilla, retiro el periódico, y encuentro una página completa que habla bien de Medellín, relacionando algunos avances de nuestra ciudad en diferentes campos.

Luego, invocando el espíritu del famoso arquitecto Louis Kahn por los corredores de la Penn University, en Filadelfia, me tropiezo con otra buena noticia. Colgado en una de las carteleras del Departamento de Arquitectura estaba un artículo con la imagen del Orquideorama, nuevamente impresionado y con mi poco inglés, pregunto en las oficinas cercanas de donde salió el artículo y como puedo conseguirlo, ellos muy amablemente me dicen (por que en general fue un pueblo amable, prevenido, pero amable) que es un artículo académico de la última edición de la Harvard Design Magazine, sobre planes y proyectos en áreas informales de ciudades del mundo, y donde presentan el caso de Medellín y sus proyectos Urbanos Integrales como uno de los ejemplos positivos mundialmente reconocidos.

Finalmente, un poco contagiado de tanto orgullo, decido unirme a la marcha del 20 de julio en Boston, encuentro a muchos colombianos que desde la distancia desean lo mejor para nuestro país, algunos anhelan regresar y abrazar sus seres queridos, otros narran sus historias cargadas de melancolía de desplazamiento al exterior. Cantan, entonan el himno y oran por los aún secuestrados. Siento que muchos mas allá de celebrar la fecha encontraban una buena excusa para recordar en familia y con compatriotas los buenos momentos en Colombia.

Creo que lo mejor del viaje fue como vi a mi país de lejos, sentir que los que están allá no están tan lejos, que a pesar de mucho, nuestro trabajo, nuestras buenas acciones en Colombia realmente se justifican y el mundo las ve. Pueden parecer pocas, pero estoy convencido que a comparación de otras épocas, para un extranjero o un colombiano en otro Pais, son señales de esperanza y buen porvenir.


Aquellos interesados en conocer las publicaciones pueden hacer click en el siguiente link: http://www.new.facebook.com/album.php?aid=154947&id=1410969924
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20080426

EN MOVIMIENTO – Deriva en la Capital

De nuevo en Bogotá. Aprovecho mi visita caminando a la Candelaria, paso por la Jiménez, y tristemente, aquella corriente continua de agua, rescatada del subsuelo, está estancada, sucia, dejada. Sigo en busca del Centro Cultural Gabriel García Márquez, uno de los últimos edificios diseñados por el arquitecto Rogelio Salmona. Tengo la certeza de su ubicación cerca del Museo de la Moneda y la Luis Ángel Arango, voy a la deriva entre esquinas y aleros, entre pequeñas calles con andenes angostos y casas viejas, recuerdo visitas pasadas con amigos y sus noches de fiesta.

Giro a la derecha y lo encuentro. Es un edificio en movimiento. Hay gente arriba, al lado, abajo, al fondo; todos caminan en torno a un patio circular. Como es mi costumbre al visitar su obra, juego al “laberinto”, persigo pistas: a donde lleva esta escalera, este corredor, este salón, (suena el agua). Reconozco todas las salidas, las conexiones, las entradas de luz. Descubro que en su terraza son protagonistas los cerros y la Catedral Primada. Todos los niveles están vinculados por patios, ventanas, rampas. Está concebido desde el vacío. Palpo la madera, el cemento blanco y el ladrillo, materia base de su movimiento.

Identifico la obra de Salmona como arquitectura contemporánea de transparencias, simultaneidades, contrastes y movimiento, bajo una geometría básica de círculos, cuadrados y diagonales. Son textos complejos de múltiples miradas, recorridos. Como alguna vez leí en Nietzsche, textos (obras) para rumiar, para repasar, para volver, no existe un ángulo visual que de unidad formal, una imagen total, no, son varias, yuxtapuestas, dispersas. Ante esto la fotografía es obsoleta, está impedida, para registrarla requerimos del tiempo, de un gran angular, de un zoom cercano (al piso, al ladrillo) y un zoom lejano (al campanario, al cerro…) y todo alternado.

Satisfecho, salgo del juego, salí del laberinto. Ya casi anochece y bajo al Parque de Bolívar pensando encontrar un taxi que me lleve a Chapinero. Sin embargo, la capital vuelve a sorprenderme. La carrera Séptima que bordea el parque es un “Río de Gente”, no es una manifestación, ni una maratón, todos caminan, están tranquilos, están de “paseo”. Esta calle es ancha y permite que mimos, malabaristas, y bailarines se aprovechen de ella, abusen de ella, y alrededor de cada escenario urbano (sin tablados, sin grandes amplificaciones ni luces) se conforman grandes círculos de personas; círculos que ríen, que gritan, que aplauden. Desde arriba deben verse como un collar de círculos cambiantes, que se unen, se dividen, se engrosan y desaparecen. Voy recorriendo, “paseando” tangencial a estos cercos humanos, mientras veo abierto el comercio de los edificios, filas en el teatro para la próxima función, ventas temporales con múltiples surtidos, padres y madres con hijos, parejas de la mano, policías vigilantes, punkeros aislados entre gente… y más gente, todos en la calle.

Extrañado pregunto a una guía vestida con chaqueta amarilla que sucede. Me dice que todos los viernes se cierra el paso de vehículos en la Séptima desde el Parque de Bolívar hasta la torre Colpatria. Es así como durante unas horas, ya cansada del día y de la semana, esta calle cambia, se relaja, se quita el “cachaco”, deja su forma lineal tensa y funcional permitiendo una secuencia de eventos culturales en cada cuadra: grupos de jazz “afuera” de un centro comercial, bailarines de tango al borde del andén, gaiteros en unas escalas, orquestas tropicales entonando cumbias bajo un gran umbral… Me detengo en el memorial a Gaitán y leo “… el legítimo empeño humano de avanzar hacia mejores destinos…” (más movimiento: en un edificio, en una calle, en un texto).

Poco a poco baja el caudal, la noche cubre toda la Séptima, la torre Colpatria se baña en colores chillones y me retiro en taxi a chapinero.

imagenes C.C. Gabriel García Marquez

En recuerdo del profesor Jorge Perez, Facultad de Economía UdeA.

20080111

UN GRAN PARQUE CON UNA CIUDAD ADENTRO

“Un gran parque con una ciudad adentro” fue el título del proyecto presentado por la Universidad Pontificia Bolivariana en el concurso de ideas del Parque Central de Antioquia, promovido por la Gobernación de Antioquia, y es sobre esta visión de parque que deseo hacer algunos comentarios.

Según el diccionario de la lengua española, un parque es un terreno destinado en el interior de una población a prados, jardines y arbolado para recreo y ornato. Es decir, es un área principalmente para el ocio, la recreación y el embellecimiento dentro de una ciudad. Es un componente más, bajo una mira moderna y funcional, dentro de otros de gran peso como son las áreas de residencia y trabajo, como las planteadas por la carta de Atenas
http://es.wikipedia.org/wiki/Carta_de_Atenas .

Sin embargo, puedes ser un parque un lugar para vivir?, puede ser un parque el hábitat artificial mas natural para que los seres humanos coexistan? Ciudad y parque han sido antagónicos, siempre el segundo dependiendo del primero, pero puede suceder que a futuro sean las ciudades las dependientes de los parques, de la naturaleza, de las áreas menos intervenidas que permitan la habitabilidad humana.

En estos tiempos se habla mucho de las ciudades sostenibles y equilibradas ambientalmente, de los cambios climáticos, las redes ecológicas, la contaminación y el crecimiento urbano, así mismo, las profesiones ambientales, forestales, paisajísticas, con dominio de la naturaleza dentro de la ciudad son cada vez más escuchadas y sus posturas son cada vez mas incluidas dentro de procesos de planificación y diseño, buscando la consolidación de una forma no-urbana, sino una forma natural de corredores, núcleos, y fragmentos verdes dentro y fuera de la ciudad, reconociendo la importancia de la energía biológica, conectando la ciudad con su entorno natural , permitiendo la continuidad de la vida y el aumento de la diversidad.

Qué pasaría entonces si todas nuestras acciones urbanas, la construcción de puentes, espacios públicos, edificios, viviendas, vías, no van tras la construcción de una gran ciudad, si no encaminadas a un ideal de un gran parque ¿cómo serían pues estos puentes, edificios, viviendas y vías? que miraría desde mi habitación? ¿Cambiaría esta concepción los niveles de contaminación, de ruido? ¿Permitiría esto entender el río y las quebradas de otra forma y no solo como alcantarillas? ¿Podríamos vivir en ocio y recreo? ¿Puede dejar de ser un espacio ornamental y de visita temporal, para convertirse en cuna de una urbe? ¿Puede un parque tener ciudadanos (o serán estos parqueanos?) ¿Puede un parque convertirse en capital de un país?


Como ven son más las preguntas que las respuestas, pero si quiero lanzar una nueva propuesta para la definición de parque:

“terreno destinado en el interior y exterior de una población al equilibrio ambiental, a ser soporte de biodiversidad, paisaje de identidad y cuna para el desarrollo, más allá que prados, jardines y arbolado para recreo y ornato".


Medellín y los municipios del área metropolitana han iniciado este proceso, y puede suceder que a futuro cambie la visión de Construir una gran ciudad o gran metrópoli, a Construir un gran parque donde vivir.