Cuando estudiaba en la Universidad de Antioquia recuerdo que me sorprendía como un periódico institucional (Alma Mater) podía tener tantas buenas noticias, allí, generalmente se hablaba de avances, convenios, premios, grados, investigaciones, becas, intercambios, etc, Por supuesto que era el periódico interno y no tenían por que hablar mal, pero las buenas noticias eran diferentes, daba satisfacción leerlo y que despistado estaba antes de estudiar allá de esa bella institución, espero que aún conserven ese enfoque.
Traigo ese recuerdo a colación, por que he pensado que destacamos mas las malas noticias y el mal ajeno, que enorgullecernos con logros personales y comunes, y un poco, contrariando esta línea y siguiendo la del periódico, quiero compartir con ustedes la satisfacción de encontrarme con buenas noticias sobre Medellín y Colombia, en el pasado mes de julio, recorriendo algunas ciudades de EEUU.
Por supuesto, la primera noticia fue el conocido rescate de Ingrid y los demás secuestrados a principios de julio. Allá, en ciudades de Florida, la mayoría de latinoamericanos compartían nuestra felicidad y lo que mas me llamó la atención es que mucha de la gente colombiana no se enteraba necesariamente por alguien de Colombia, sino por personas en otros lugares del mundo. Por ejemplo, un amigo supo por otro amigo argentino al que lo llamó su mamá desde Argentina, otro familiar por un amigo norteamericano desde Nueva York, otra colombiana por una llamada desde España, etc. Todo el mundo supo de aquella buena noticia.
Posteriormente, caminando a la deriva en Washington d.c. en medio de un fuerte calor, ojeo los titulares de los periódicos que están dentro de esas cajas metálicas que ubican en las esquinas de las calles y me tropiezo con la Biblioteca España en la portada del periódico Washington Post, busco extrañado monedas, las meto en el rejilla, retiro el periódico, y encuentro una página completa que habla bien de Medellín, relacionando algunos avances de nuestra ciudad en diferentes campos.
Luego, invocando el espíritu del famoso arquitecto Louis Kahn por los corredores de la Penn University, en Filadelfia, me tropiezo con otra buena noticia. Colgado en una de las carteleras del Departamento de Arquitectura estaba un artículo con la imagen del Orquideorama, nuevamente impresionado y con mi poco inglés, pregunto en las oficinas cercanas de donde salió el artículo y como puedo conseguirlo, ellos muy amablemente me dicen (por que en general fue un pueblo amable, prevenido, pero amable) que es un artículo académico de la última edición de la Harvard Design Magazine, sobre planes y proyectos en áreas informales de ciudades del mundo, y donde presentan el caso de Medellín y sus proyectos Urbanos Integrales como uno de los ejemplos positivos mundialmente reconocidos.
Finalmente, un poco contagiado de tanto orgullo, decido unirme a la marcha del 20 de julio en Boston, encuentro a muchos colombianos que desde la distancia desean lo mejor para nuestro país, algunos anhelan regresar y abrazar sus seres queridos, otros narran sus historias cargadas de melancolía de desplazamiento al exterior. Cantan, entonan el himno y oran por los aún secuestrados. Siento que muchos mas allá de celebrar la fecha encontraban una buena excusa para recordar en familia y con compatriotas los buenos momentos en Colombia.
Creo que lo mejor del viaje fue como vi a mi país de lejos, sentir que los que están allá no están tan lejos, que a pesar de mucho, nuestro trabajo, nuestras buenas acciones en Colombia realmente se justifican y el mundo las ve. Pueden parecer pocas, pero estoy convencido que a comparación de otras épocas, para un extranjero o un colombiano en otro Pais, son señales de esperanza y buen porvenir.
Aquellos interesados en conocer las publicaciones pueden hacer click en el siguiente link: http://www.new.facebook.com/album.php?aid=154947&id=1410969924
Traigo ese recuerdo a colación, por que he pensado que destacamos mas las malas noticias y el mal ajeno, que enorgullecernos con logros personales y comunes, y un poco, contrariando esta línea y siguiendo la del periódico, quiero compartir con ustedes la satisfacción de encontrarme con buenas noticias sobre Medellín y Colombia, en el pasado mes de julio, recorriendo algunas ciudades de EEUU.
Por supuesto, la primera noticia fue el conocido rescate de Ingrid y los demás secuestrados a principios de julio. Allá, en ciudades de Florida, la mayoría de latinoamericanos compartían nuestra felicidad y lo que mas me llamó la atención es que mucha de la gente colombiana no se enteraba necesariamente por alguien de Colombia, sino por personas en otros lugares del mundo. Por ejemplo, un amigo supo por otro amigo argentino al que lo llamó su mamá desde Argentina, otro familiar por un amigo norteamericano desde Nueva York, otra colombiana por una llamada desde España, etc. Todo el mundo supo de aquella buena noticia.
Posteriormente, caminando a la deriva en Washington d.c. en medio de un fuerte calor, ojeo los titulares de los periódicos que están dentro de esas cajas metálicas que ubican en las esquinas de las calles y me tropiezo con la Biblioteca España en la portada del periódico Washington Post, busco extrañado monedas, las meto en el rejilla, retiro el periódico, y encuentro una página completa que habla bien de Medellín, relacionando algunos avances de nuestra ciudad en diferentes campos.
Luego, invocando el espíritu del famoso arquitecto Louis Kahn por los corredores de la Penn University, en Filadelfia, me tropiezo con otra buena noticia. Colgado en una de las carteleras del Departamento de Arquitectura estaba un artículo con la imagen del Orquideorama, nuevamente impresionado y con mi poco inglés, pregunto en las oficinas cercanas de donde salió el artículo y como puedo conseguirlo, ellos muy amablemente me dicen (por que en general fue un pueblo amable, prevenido, pero amable) que es un artículo académico de la última edición de la Harvard Design Magazine, sobre planes y proyectos en áreas informales de ciudades del mundo, y donde presentan el caso de Medellín y sus proyectos Urbanos Integrales como uno de los ejemplos positivos mundialmente reconocidos.
Finalmente, un poco contagiado de tanto orgullo, decido unirme a la marcha del 20 de julio en Boston, encuentro a muchos colombianos que desde la distancia desean lo mejor para nuestro país, algunos anhelan regresar y abrazar sus seres queridos, otros narran sus historias cargadas de melancolía de desplazamiento al exterior. Cantan, entonan el himno y oran por los aún secuestrados. Siento que muchos mas allá de celebrar la fecha encontraban una buena excusa para recordar en familia y con compatriotas los buenos momentos en Colombia.
Creo que lo mejor del viaje fue como vi a mi país de lejos, sentir que los que están allá no están tan lejos, que a pesar de mucho, nuestro trabajo, nuestras buenas acciones en Colombia realmente se justifican y el mundo las ve. Pueden parecer pocas, pero estoy convencido que a comparación de otras épocas, para un extranjero o un colombiano en otro Pais, son señales de esperanza y buen porvenir.
Aquellos interesados en conocer las publicaciones pueden hacer click en el siguiente link: http://www.new.facebook.com/album.php?aid=154947&id=1410969924
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2 comentarios:
Esa visión es muy interesante. Nosotros que nos sentimos ( y a veces pensamos), como si estuvieramos en un pueblo, deberíamos advertir que desde afuera nos miran bastante. A lo mejor sufren tanto como muchos de nosotros, que desde nuestra impotencia contemplamos las cosas que pasan en la nación.
... la verdad nunca he sentido ese amor patrio, ese orgullo de ser colombiano, esa gana de beber aguardiente y putiar cuando estoy en otro lugar del mundo. Pero reconozco que ver, por ejemplo, a Ximena Restrepo en Barcelona, en vivo y en directo me hizo llorar. Como me hizo llorar Higuita y el escorpión en Inglaterra y algún desnutrido y anónimo ciclista coronando los Alpes.
Pero en realidad y de verdad, lo que me conmueve es que un ser humano haga las cosas bien. Un humano que respete y cuide al planeta me eriza la piel, sea de donde sea. En este mundo globalizado en donde el botox no pide visa, de cual terruño estamos hablando? Y si, me siento bien en Medellín; uno es de donde es feliz.
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