20070709

De lo Histórico a lo Ético. Abril 2005

El siguiente ensayo hace una reflexión sobre el pensamiento Marxiano, a partir de los conceptos de Materialismo Histórico y Materialismo Nuevo, basados en el libro: Marx y Spinoza.

Partimos de la concepción materialista, la cual, ve la realidad material como un primer dato, y su reflejo en el espíritu como un segundo dato, considerando al mundo cognoscible por el pensamiento humano. Esta realidad, igualmente, se percibe no definida o fija, sino, que al contrario, está en movimiento, en evolución, en evolución permanente, “Todo cambia, todo está fluyendo”.

Según la lógica dialéctica, base del materialismo, la observación de la naturaleza, de la vida humana, de la sociedad, revela que los elementos que la componen no están aislados, ni son independientes unos de otros, sino que interaccionan en una totalidad en movimiento, “son elementos vinculados orgánicamente y sometidos a un conjunto de acciones recíprocas”.
[1] En este sentido, la realidad se nos presenta plagada de contradicciones y difícilmente como algo unilateral, “ella es a la vez ella misma y está en vías de convertirse en otra cosa”.

El materialismo histórico es la aplicación del método general de conocimiento del mundo, que es el materialismo dialéctico, a la historia de las sociedades. Entendiendo que las sociedades, en su continua evolución, son una trama de procesos complejos a los que la razón humana tiene la responsabilidad de seguir para descubrir la presencia de un encadenamiento interno coherente que les permite nacer, desarrollarse, transformarse, decaer, morir y dar nacimiento a otras sociedades.

Marx identifica en esa trama de procesos complejos a la producción social de las condiciones materiales de existencia, y como consecuencia, la estructura económica, como las raíces de la comprensión de toda sociedad. “En la producción social de su existencia, los hombre establecen determinadas relaciones de producción que corresponden a un determinado estadio evolutivo de sus fuerzas productivas”
[2] Toda sociedad está caracterizada por un modo de producción, es decir, por el grado de desarrollo de las fuerzas productivas y el tipo de relaciones de producción, este último entendido desde el desarrollo de las relaciones sociales y sus clases, las cuales construyen, como Marx y Engels lo mencionan, la historia conocida como la historia de la lucha de clases.

Cada formación histórica integra, superándolas, las adquisiciones de la precedente y crea así las bases de la siguiente. Cada una es una etapa progresiva, necesaria y legítima de la evolución histórica, y las formas de organización del trabajo condicionan la relación de unidad entre la naturaleza y el hombre. Desde esta perspectiva el capitalismo no es visto como un sistema inmutable, sino, como una fase progresiva del desarrollo histórico, como procedente de un estadio inferior de la evolución social y en camino hacia un estadio superior.

Es así como la expresión “materialismo histórico” se usa para designar aquella concepción del curso de la historia universal que encuentra su causa última en la fuerza propulsora decisiva de todos los acontecimientos históricos importantes en el desarrollo económico de la sociedad, en las transformaciones operadas en el modo de producción y de cambio, en la consiguiente escisión de la sociedad en diferentes clases y en las luchas que éstas libran entre sí.
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Y este punto se convierte en el umbral de un nuevo paso del pensamiento marciano, el del Materialismo Nuevo, profesado por Marx como opción del hombre real, opción por la realidad concreta y material, que asume una forma decididamente humanista, social y revolucionaria, acercando el humanismo al materialismo y ambos al socialismo y al comunismo.

Esta evolución en su pensamiento parte de la comprensión de una dimensión humana desde la antropología, la cual le sugiere las razones éticas que motivan su acción crítica y política, situando, por ejemplo, al Estado en función de la sociedad civil y no hacia el individuo, y ello en nombre de una emancipación humana integral (Marx considera la religión como un derecho privado de los individuos, introduce la idea de un estado racional, ateo, en la medida que se funda sobre una base humana, no religiosa). De ahí su crítica a la economía política como ciencia de la alienación y de la explotación del hombre, y su propuesta de la idea del “hombre social quien por medio del trabajo, su actividad substancial, crea y es a su vez creado por la sociedad”.
[4] Se asume así a la clase obrera y se le proyecta utópicamente su destino político en una sociedad sin clases y sin Estado lograda por la acción revolucionaria de aquella. “Si el hombre es formado por las circunstancias, es necesario dar forma humana a las circunstancias. Si el hombre es sociable por naturaleza, solamente en la sociedad despliega su verdadera naturaleza.”

Marx pone el acento en la realidad concreta del hombre, optando por una perspectiva completamente práctica en donde la posición materialista se entiende como compromiso ético y político con la realidad social. Descubre en el materialismo histórico la orientación abstracta y especulativa, no para alejarse de la realidad, sino que al contrario, para integrar estos conceptos en el contexto de la orientación ética, política y social de su materialismo filosófico, integrándolos, más tarde, en el contexto del materialismo nuevo o de la teoría social, en donde el concepto primero es el de la praxis social, que entiende la sociedad como el resultado de la naturaleza y el hombre en una unidad fundamental y de constante intercambio orgánico, que los hace inconcebibles el uno sin el otro, “El hombre trabaja y subsiste por la naturaleza, por ella entonces el hombre afirma su esencia y su existencia.”
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Es así como la ética motiva la acción crítica y política de Marx para recuperar el sentido de la vida humana con lo que el hombre requiere para su realización y que trasciende la mera subsistencia, apuntando hacia las condiciones indispensables para el ejercicio de su libertad y el desarrollo de su potencial creativo.
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BIBLIOGRAFÍA

Texto base

GILL, Louis. Fundamentos y límites del capitalismo. Madrid, editorial Trotta s.a. 2002.
PAREDES HERNÁNDEZ, Natalia, Ante la evidencia de las necesidades, ¿qué hacer con los derechos?
[1] GILL, Louis. Fundamentos y límites del capitalismo. Madrid, editorial Trotta s.a. 2002.
[2] Marx, Contribución a la Economía polìtica
[3] Engels, Socialismo utópico y socialismo científico.
[4] Marx, Manuscritos económicos filosóficos de 1844, pp. 363-375.
[5] Ibíd..
[6] PAREDES HERNÁNDEZ, Natalia, Ante la evidencia de las necesidades, ¿qué hacer con los derechos? P 152.

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